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Depresión, un mal que aqueja cada día a más a personas.

  • Fuente: realizado por estudiantes de la Facso
  • 15 feb 2018
  • 3 Min. de lectura

La depresión en adolescen­te: Cuando la tristeza y an­gustia se tornan permanentes. Un 8,6% de los adolescentes, jóvenes entre 11 y 18 años, tie­ne depresión. Las principales causas son problemas familia­res o escolares; factores gené­ticos y/o eventos traumáticos.


La depresión constituye uno de los trastor­nos psiquiátricos más comunes y es uno de los problemas médicos más frecuentes.

Cansancio, dificultad de concentración, des­precio a sí mismos, tristeza, pensamientos de muerte o suicidio, alteraciones del sueño, abu­sos de alcohol y drogas son elementos a con­siderar cuando dos o más de estos síntomas se presentan de forma permanente en la juventud.

Para abordar este tema conversamos con la doctora Claudia Ubilla Wins, psiquiatra infan­to-juvenil, con postgrado en Hospital Exequiel González Cortés y Hospital Psiquiátrico El Peral -USACh; tienen una experiencia laboral de 19 años en el Hospital Clínico Fundación de Salud El Teniente (FUSAT), y Hospital Re­gional de Rancagua. Fue directora de Centro de Tratamiento de Adolescentes Infractores de Ley con consumo problemático de drogas has­ta 2007 y actualmente es médico psiquiatra in­fanto- juvenil en Clínica Dávila y Psicomédica.

Para la doctora Ubilla las señales que deben alertar a padres y cercanos sobre una posible depresión en adolescentes son: “El deterioro de las relaciones con los familiares, amigos y compañeros, el descenso del rendimiento aca­démico, los cambios alimentarios, los dolores corporales, el absentismo escolar injustificado, el uso de sustancias, el consumo de alcohol, y otras conductas anómalas pueden ponernos sobre la pista de que el adolescente esté cursan­do un cuadro depresivo”, señala la especialista.

Los síntomas de una depresión pueden ser con­fusos en esta etapa del desarrollo, pero se ca­racterizan por estados de ánimo fluctuantes, en ocasiones, de tristeza o infelicidad, afecto depri­mido, desesperanza, culpa, retardo psicomotor, cansancio, falta de apetito y trastornos en el sue­ño. La doctora Ubilla explica: “Estos síntomas, ocasionan un bajo rendimiento en las actividades del individuo, tanto en las escolares, como en las de diversión, afectando directamente sus rela­ciones interpersonales y su perspectiva de vida”.

Esto es lo que afirman los especialis­tas en el área de la psicología. Hay que tener mucho cuidado con ese mal.

FACTORES DE RIESGO

Los factores de riesgos que sobresalen en la depresión a los adolescentes son los proble­mas familiares y escolares, aunque es im­portante entender que los conflictos pueden ser causas o consecuencias de la depresión.

La depresión puede ser una respuesta a mu­chas situaciones y factores de estrés en los adolescentes. Existen factores genéticos, del entorno, estado de salud general, eventos traumáticos personales y/o familiares que pueden ser gatillantes de dicha patología.

La doctora Ubilla explica: “El impac­to que se provoque en el adolescente de­pende en gran medida de su personali­dad, un mismo acontecimiento no tiene igual efecto, depende quien lo experimente.

Un adolescente inseguro, ansioso y con baja

autoestima expuesto a factores desencadenantes, está más expuesto a tener un cuadro depresivo”.

Otros factores que pueden influir en cuadros depresivos en adolescentes son “la falta de sensibilidad hacia la diversidad, que provo­ca desconfianza, hostilidad y exclusión. Este rechazo se puede observar, sobre todo, en alumnos que tienen rasgos étnicos, físicos o psicológicos diferentes, por ejemplo, algunos inmigrantes y discapacitados. Hoy en día en varios centros escolares los alumnos experi­mentan rivalidad, individualismo e incluso violencia. La baja autoestima de las adolescen­tes (mujeres) en este período de la vida, aca­so atribuible, al menos en parte, a la menor aceptación de su imagen corporal, predispone a trastornos de la conducta alimentaria y con frecuencia es asociados a estados depresivos”.

“De esta forma, los adolescentes que tienen baja autoestima, que son muy autocríticos y/o ansio­sos, son más propensos a tener depresión. Otros factores de riesgos son la herencia genética, si se tienen padres o familiares que han padecido de­presión se es más propenso también a padecerla. Las condiciones sociales como pobreza, barrios violentos, ambiente familiar negativo, también son factores de riesgo”, señala la psiquiatra.


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